Muchos tenemos una relación difícil y tóxica con la comida. Culpamos a las grasas, azúcares y carbohidratos de alejarnos de ese ideal social de belleza que tanto anhelamos alcanzar. Pero el culpable no es la comida, el problema radica en nuestros hábitos, que son el resultado de nuestro estado emocional y espiritual. Reflexionemos...