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2 Samuel 24: Dando a Dios el sacrificio que nos cueste.

2 Samuel 24:15‭-‬25 RVA2015: (por cuestion de espacio limitado en la app, favor leer en su biblia)

V. 24 y 25 Pero el rey respondió a Arauna: —No, sino que por su precio te lo compraré, porque no ofreceré al SEÑOR mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por quinientos cincuenta gramos de plata. David edificó allí un altar al SEÑOR, y ofreció holocaustos y sacrificios de paz. Así el SEÑOR atendió las súplicas en favor de la tierra, y cesó la epidemia en Israel.
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Este es el último capítulo de este libro. En los libros de Crónicas y Reyes veremos algunos detalles similares y otros nuevos de la vida de David que no están aquí.
Aquí vemos un evento triste cuando Dios castigó al pueblo de Israel por incitar a David a que cometiera una imprudencia que se convertiría en tragedia. Según la ley de Dios, no se debía censar al pueblo pero David lo hizo. Cuando el ángel enviado para llevar la peste y producir muerte comenzó a obrar, David clamó a Dios por misericordia, y Dios sintió tristeza al ver a su pueblo sufrir. Es por eso que Dios ordenó a David a ofrecer un sacrificio en el lugar donde el ángel estaba pasando. Así Dios aplacaría su ira al recibir el sacrificio como ofrenda agradable.
David conocía muy bien el corazón de Dios y sabía cómo agradarlo, es por eso que corrió a ofrecer su sacrificio. El dueño de la era, Arauna, ofreció al rey todo los materiales para el sacrificio; David rechazó ese ofrecimiento porque David sabía que se debía dar algo propio, personal y seleccionado.
David sabía que el ingrediente principal para una ofrenda agradable al Señor era la intención con que se ofrecía, era la actitud humilde y una rendición total que sale del corazón. Es cuando uno reconoce que debe darlo todo aunque cueste, aunque duela. Es cuando uno hace cambios drásticos al carácter, a la personalidad. Es cuando uno cambia hábitos que por mucho tiempo han estado estorbando nuestra relación con Dios y no sentimos la plena libertad en Dios porque se han convertido en ataduras que poco a poco nos van debilitando, al punto de que nos conformamos con esa vida mediocre. Cuando damos algo a Dios que nos cuesta, sentimos que comenzamos de nuevo porque la misericordia de Dios nos da esa nueva oportunidad de restauración espiritual. David aprendió esto cuando cometió ese grave error delante de Dios y escribió el Salmo 51.
David dió lo mejor a Dios, de corazón voluntario y con total entrega. Y Dios perdonó al pueblo, oyó la oración de David y recibió su ofrenda de arrepentimiento y reconciliación con Dios.

Espero que sigamos su ejemplo y nos paremos al frente del problema que está ocasionando caos en nuestro hogar. Si nos hemos descuidado espiritualmente, reconozcamos nuestros errores, intercedamos por nuestras vidas y por nuestras familias y ofrezcamos sobre el altar una vez más nuestra voluntad, deseos, anhelos, nuestro futuro, nuestra familia, nuestros talentos, nuestras vidas. Ofrece sobre el fuego para que sea quemada cualquier actitud de arrogancia, de obstinación, de doble ánimo, de cobardía.
Este es el tiempo donde debemos tomar decisiones que, aunque duelan, van a hacer una gran diferencia en nuestro hogar. Comencemos una nueva etapa en el trato con nuestra familia, con nuestra pareja para hacer todos juntos la voluntad de Dios. Comencemos a orar juntos, a mostrar respeto y afecto mutuamente, a escuchar más y apoyarnos más. Lo grandioso es que tenemos un Dios misericordioso que nos va a permitir vivir nuevas etapas en el hogar y nos dará la sabiduría para hacerlo si nos esforzamos, somos valientes y tomamos la iniciativa para comenzar a dejar estas cosas sobre el altar de Dios.

Soy Eduardo Rodríguez.

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