2 Samuel 9: Lisiados del alma.
2 Samuel 9:1-7 RVA2015:
Entonces David preguntó: —¿Hay todavía alguno que haya quedado de la casa de Saúl, a quien yo muestre bondad por amor a Jonatán? Había un siervo de la casa de Saúl que se llamaba Siba, al cual llamaron a la presencia de David. Y el rey le preguntó: —¿Eres tú Siba? Él respondió: —Tu siervo soy. El rey le preguntó: —¿No queda nadie de la casa de Saúl a quien yo pueda mostrar la bondad de Dios? Siba respondió al rey: —Aún queda un hijo de Jonatán, lisiado de ambos pies. Entonces le preguntó el rey: —¿Dónde está? Siba respondió al rey: —He aquí que está en la casa de Maquir hijo de Amiel, en Lo-debar. El rey David envió a traerlo de la casa de Maquir hijo de Amiel, de Lo-debar. Entonces Mefiboset hijo de Jonatán, hijo de Saúl, vino a David, y cayendo sobre su rostro se postró. David le dijo: —¿Mefiboset? Y él respondió: —He aquí tu siervo. David le dijo: —No tengas temor, porque ciertamente yo te mostraré bondad por amor a tu padre Jonatán. Te devolveré todas las tierras de tu padre Saúl, y tú comerás siempre a mi mesa.
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En este capítulo vemos una de las historias más conmovedoras de la Biblia. El momento en que David, ya estable y próspero en su reino, recuerda la promesa que le hizo a su gran amigo del alma, Jonatán.
Jonatán había sembrado misericordia cuando protegió y apoyó a David cuando David se encontraba en momentos difíciles. Entre ellos se hicieron la promesa de protegerse y proteger a sus hijos. Jonatán sabía que David sería rey de Israel y por eso prometieron que cuando David estuviera en el trono él tendría misericordia de sus hijos.
David indagó y descubrió que sí existía un descendiente de Jonatán, su hijo Mefiboset, que era lisiado.
David lo mandó a llamar, le restituye todas las tierras que pertenecieron a su familia y todos los días de su vida Mefiboset comió en la mesa de la casa de David como un príncipe de la realeza.
Aquí podemos ver la importancia de sembrar misericordia y bondad en la vida, pues esto no pasará desapercibido ante los ojos de Dios y nuestros hijos serán los beneficiados de todo lo que sembremos, porque Dios es un Dios justo y recuerda todo lo que hayamos hecho en la tierra.
Otra lección es ver que David simbolizó la imagen de nuestro Dios y salvador Jesucristo. De la misma manera, Dios nos ha sacado del anonimato y, aunque éramos lisiados del alma, llenos de heridas causadas por abusos, maltratos y consecuencias de nuestras acciones pecaminosas, Dios se apiadó y nos dio de su amor, llamándonos a su presencia, cambiando nuestras vestiduras de inválidos y sentándonos a su mesa.
Muchas veces esos golpes de la vida que no nos dejan avanzar y vivir vidas libres fueron causados por circunstancias fuera de nuestro alcance; un padre o madre, una persona a la que le dimos nuestro amor y abusó de nuestra inocencia, o un socio que nos traicionó, etc. Malas experiencias y memorias que nos marcaron y no nos dejan continuar con el propósito de Dios para nuestra vidas, y pensamos que todo está acabado, que vino la crisis y nos derrotó.
Hoy el Señor nos recuerda que Él nos sienta a su mesa, nos llama por nuestro nombre, nos reconoce y adopta como su hijos, restaura lo que hemos perdido y nos colma de favores y misericordias.
Espero que hoy puedas venir a la mesa del Gran Rey y disfrutar de sus promesas, como dice en Apocalipsis 3:20: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”
Soy tu amigo y hermano Eduardo Rodríguez. Que el Señor sane tu alma y la de tu familia de cualquier cosa que no les deja avanzar, y que todos disfruten de las bondades de Dios.
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2 Samuel 9: Soul cripples.
2 Samuel 9:1-7:
Now David said, “Is there still anyone who is left of the house of Saul, that I may show him kindness for...