Si tú sigues al Maestro Jesús, somos familia de sangre, la misma Sangre de Jesús. Somos imperfectos pero tenemos la promesa del Maestro que Él nos hará perfectos al final de este proceso.
Si aún no sigues al Maestro Jesús, no es tarde. Te pido perdón por ser tan imperfecto, pero tenemos la promesa del Maestro que Él terminará lo que Él comenzó en mí. ¿Has comenzado? Te animo a comenzar a seguir al Maestro y hacerte parte de La Familia perfecta.