Esperaremos en silencio con paciencia el día venidero cuando Tú golpees al adversario. Y por mientras, aunque los mangos no florezcan y no haya guandú para el año nuevo, aunque el canal de Panamá deja de existir y los montes de Chiriquí queden vacíos y no den fruto, aunque el ganado del Darién muera en los campos y los establos estén vacíos, ¡aun así nos alegraremos en Ti, SEÑOR!