Te animo a escoger bien la batallas que peleas hoy, mañana, y hasta el fin de nuestro tiempo. Confía en el SEÑOR para pelear tus batallas y confía en Él para salvarte y darte las armas espirituales con las cuales tenemos que luchar.
Si tú oras, ora por mí. Dios sabe, que yo oro (y a veces lloro) por ti.
Abrazos