Si piensas estar firme, ¡cuidado de no caer! Cuando caes, confiesa tus pecados al Señor, arrepiéntete, y confía en Él para perdonarte y limpiarte de toda maldad.
Hombre, no tengas miedo de confesar tus pecados a tu esposa, porque Dios la puede usar para sanarte. Mujer, no te creas mejor ni peor, sino ora por tu esposito. Oremos los unos por los otros con corazones limpios porque nuestras oraciones tienen mucho poder y dan resultados maravillosos.
----
Salmo 7.14
1 Corintios 6.18
1 Corintios 7.2-5
1 Corintios 10.12
1 Tesalonicenses 4.3-5
Hebreos 13.4
Santiago 5.16
1 Juan 1.9