autor: Alfredo Colom Maldonado
Himno: Por la mañana yo dirijo mi alabanza
Alfredo Colom Maldonado, nace en los primeros años del siglo 20 en el país centroamericano de Guatemala, en 1904, su testimonio viene a nosotros por la cuenta de su propia pluma, en donde narra el hecho de que era un mujeriego, atrapado por el vicio del alcohol.
Su vida transcurría en un desenfreno total, sus logros personales y un cargo público no le satisficieron, sus conquistas a nivel de mujeres tampoco, su éxito escribiendo poemas no lo colmó, hasta que un buen día decidió acabar con su vida.
Fue en ese momento cuando vio pasar por donde él y saludarle de manera afectuosa, a un creyente indígena de su tierra natal lleno de una felicidad extrema, lo que llevó a Alfredo a preguntarse en su interior, qué era lo que tenía aquel hombre sencillo y aparentemente falto de letras, que no tuviera él, así que decidió averiguar cuál era su motivación.
El creyente indígena le regaló un Nuevo Testamento, el secreto a viva voz le fue descubierto, y este era Jesús, años más tarde se entregó al servicio del Señor y empezó el ministerio de música y evangelización que le llevó a todo el continente.
Trabajó varios años con la Radio HCJB y de su mano nacen por inspiración directa hermosos himnos que hasta este día son todo un clásico, entre ellos se encuentran:
• Por la mañana
• Gloria a tu nombre
• Jesús es la roca
• Manos cariñosas
• Ven a los pies de Jesús
• La visión de la cruz
• A la victoria Jesús nos llama
• Proclamad juventud redimida
entre otras
Narró la creación del himno Por la mañana yo dirijo mi alabanza de la siguiente forma:
Una mañana al despertar, mirando el maravilloso espectáculo de la salida del sol por la Avenida Bolívar en la ciudad capital de Guatemala, no pude menos que prorrumpir en alabanzas a Dios por todos sus beneficios. Así me fue inspirada la primera parte del himno. En otra ocasión, mientras me deleitaba en la caída de la tarde, noté que mientras el sol se iba perdiendo en el ocaso, las tinieblas estaban llenando el firmamento. Y dije: Sí, el sol se está ocultando, pero mi amado Redentor continúa llenando mi corazón con su grata presencia. Y en el acto mismo, me vino la inspiración de la segunda estrofa del himno.”
Alfredo Colom era lo que predicaba, era lo que escribía y era lo que cantaba, tenía don de ciencia y era un cristiano muy apegado al Espíritu Santo, se le recuerda como autor de Himnos cuya trascendencia aun impactan la vida de los cristianos, pues al cantar y al escucharlos la misma unción que se sintió cuando fueron creados se sigue sintiendo…
A continuación, damos paso a la lectura y canto del himno: Por la mañana yo dirijo mi alabanza
Por la mañana yo
dirijo mi alabanza
A Dios que ha sido y
es mi única esperanza
Por la mañana yo le
invoco con el alma
Y le suplico que me
dé su dulce calma
Y Él nos escucha,
pues nos ama tanto
Y nos alivia de
cualquier quebranto
Nos da su mano
poderosa y fuerte
Para librarnos de
la misma muerte
Cuando la noche se
aproxima tenebrosa
En elevarle mi oración
mi alma se goza
Siento su paz
inagotable, dulce y grata
Porque temores y
ansiedad Cristo los mata
También elevo
mi cantar al cielo
Cuando a la tierra
baja negro velo
El sol se oculta,
pero queda Cristo
A quien mis ojos en
el sueño han visto
Veo la sangre de sus
manos que ha brotado
Veo la sangre borbotando
en su costado
Una corona con
espinas en su frente
La multitud
escarneciéndole insolente
Pero, que dicha
cuando al cielo sube
Lleno de gloria en
majestuosa nube
Allá en el cielo nos
está esperando
Mientras en tierra
yo le sigo amando
Allá en el cielo
nos está esperando
Mientras en tierra
yo le sigo amando