Senador amigo de San Jerónimo, San Paulino de Nola y de San Agustín, insigne por su celo en la fe y por su generosidad hacia los pobres, a cuya piedad hacia Dios se debe la construcción de la basílica que recibe su título en el monte Celio; casado con Paulina, hija de Santa Paula de Roma, y habiendo enviudado tras 5 años de matrimonio, se volcó de lleno a realizar todo tipo de obras de misericordia, construyendo junto a Santa Fabiola el primer albergue de occidente para peregrinos pobres y enfermos que se dirigían a Roma. San Jerónimo le dijo: "Por el paterno amor que te amo... no se trata de ofrecer a Cristo tu dinero, sino a ti mismo. Fácilmente se desecha lo que sólo se nos pega por fuera, pero la guerra intestina es más peligrosa, si ofrecemos a Cristo nuestros bienes con nuestra alma, los recibe de buena gana, pero si damos lo de fuera a Dios y lo de dentro al Diablo, el reparto no es justo... ora leas, ora escribas, ora estés despierto, ora duermas, que resuene siempre en tus oídos la trompeta del amor".