La guerra de 1939-1945 terminó con una Derrota Mundial. Derrota del pueblo ruso, cuya esclavitud fue forzada, y derrota de Occidente, que quedó más expuesto a la traición y al asalto enemigo.
Para el imperio Bolchevique, que Marx engendró y que otros judíos materializaron en la URSS, para el trono del oro de esos magnates que se enriquecieron a costa del empobrecimiento de las masas, para los sionistas de Israel, si hubo victoria. Para todos ellos brilló la aurora del triunfo y recuperaron fronteras, gobierno y un sitio de honor entre las Naciones Unidas. El único victorioso fue el movimiento político judío.