En la primera tentación el diablo parece querer atacar la fe, que es esa luz que nos permite ver las cosas como Dios las ve.
Quiere el demonio apagar esa luz, para que tropecemos en nuestra vida. Porque sin la fe andamos desorientados. Satanás pretende llevarnos por otro camino que él nos presenta como un atajo, pero que en realidad conduce al abismo.