Efectivamente el Señor nos propone a todos los cristianos, que seamos perfectos.
Pero esto no quiere decir que Jesús nos proponga que no tengamos fallos. Tener fallos es lo normal. Es muy humano ser tentado.
El Señor dice: sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5, 48). Hay que ser santos de la forma que Dios es santo.