Pelear la buena batalla de la fe significa que nos mantenemos firmes en la Palabra y en el poder del Espíritu, considerándonos muertos a nuestros sentimientos y a nuestro razonamiento humano, no dejando reinar al pecado en nuestro cuerpo mortal obedeciendolo en sus concupiscencias. Tenemos que hacer lo que Jesús dice: Tomar nuestra cruz cada día y negarnos a nosotros mismos. (Lucas 9:23) Pablo dice lo mismo: “Mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.” Romanos 8:13.