De todos los efectos de la televisión, el principal es poner imágenes en nuestro cerebro. Resulta deprimente que la mayor parte de nosotros conceda tan poca importancia a esta implantación, quizá porque hemos perdido contacto con nuestra propia capacidad de crear imágenes, con la manera en que las usamos y las funciones decisivas para las que sirven en nuestra vida (...) En este capítulo observaremos cómo las imágenes, cualquiera de ellas, afecta directamente a los seres humanos y cómo los seres humanos nos convertimos lentamente en las imágenes que llevamos en nuestras mentes...