(...) Creemos estar viviendo en una democracia porque de tiempo en tiempo vamos a votar a los distintos candidatos para algún cargo público. Pero nuestro voto por un congresista o por un presidente significa bastante poco a la luz de nuestra falta de poder sobre las invenciones tecnológicas capaces de afectar más a la naturaleza de nuestra existencia que cualquier líder individual de ahora o del pasado. Sin capacidad para controlar la tecnología, todas las nociones de democracia son una farsa. Si ni siquiera somos capaces de pensar en abandonar una tecnología, entonces es que estamos atrapados en un estado de pasividad e impotencia que difícilmente podría distinguirse del vivir bajo una dictadura. Lo que nos confunde es que nuestro dictador no es una persona. Si bien un puñado de gente es el que más se beneficia y el que más somete a sus propósitos a estas tecnologías predominantes, los verdaderos dictadores son las tencnologías mismas...