En el capítulo de hoy analizamos esta frase que tenemos tan arraigada que la decimos en automático. Cuando tu amiga, tu mamá o tu prima te dice "ay es que estoy gorda" y tú le contestas "no digas eso, tú no eres gorda" estamos condenando la gordura como lo opuesto de la belleza. Es importante que comencemos a cambiar la manera en la que nos hablamos.