18 de diciembre de 1988. Un convoy de la policía nacional formado por tres furgones se dirige al estadio de Ipurúa para prestar su dispositivo de seguridad en el partido que iba a jugarse esa tarde. En uno de los vehículos, viaja el agente Francisco Zaragoza Lluch. La historia que te contamos en este episodio es la de una víctima que sobrevive a un atentado terrorista, pero que aún muchos años después mantiene serias secuelas físicas y psicológicas.