Otra vez se lo llevan… creí que si me comportaba como ellos querían, creí que si los obedecía como me lo pedían, no se llevarían a mi amigo de vuelta, Dante, lo conozco desde que tengo memoria, es mi amigo de la infancia, él siempre me acompañó y estaba ahí cuando lo necesitaba, iba a la escuela conmigo, siempre se quedaba a dormir en mi casa, era mi mejor amigo.

Fue la única persona que siempre estaba aconsejandome de todo, me decía que iba a cuidar de mí y eso a mis padres no les gustaba, no querían aceptar que Dante fuera mi amigo, ellos siempre lo trataron muy mal, no querían que se quedara a dormir en mi casa, ni tampoco querían que me acompañara a todas partes como él lo solía hacer, una noche ellos me dijeron que no volviera siquiera a mencionarlo, y yo no podía estar más enojado con ellos, pero una vez que había logrado calmarme, reuní el coraje suficiente como para hablarle a Dante, le explique lo que habían dicho de nuestra amistad, él no se lo tomó bien, argumentaba que siempre estaba conmigo para protegerme, siempre decía que a pesar de su apariencia, era más grande que yo y decía saber más sobre el mundo, por eso es que siempre le hacía caso y por hacer eso, ahora los hombres de blanco se lo llevan.

Ya a pasado mucho tiempo y de vez en cuando Dante vuelve, pero no es el mismo, su amabilidad y gentileza que antes abundaba en su ser ahora fueron reemplazados por sentimientos que nunca había notado en el antes, es mucho más agresivo, está enojado, dijo que todo esto es mi culpa, que si hubiese enterrado bien a mis padres como él me lo había dicho, no tendría porque ser alejado de mi por los hombres del manicomio.