Sin días malos, los días buenos serían solo días.

¿Te habías parado a pensarlo? ¿Te habías parado a saborear el simple hecho de poder dar un paseo o un ratito al sol después de un confinamiento?

Los opuestos son necesarios. Sin Joker no hay Batman y si no te pelaras de frío en invierno, no te daría tanto gusto el verano.

Permitirnos sentir esas emociones que no son tan agradables, que nos abruman a veces, es parte de la vida.

En un mundo dominado por las redes sociales, donde parece que todo es de color de rosa… se habla poco de lo necesarias que son las sombras para que podamos disfrutar de las luces.

Así que hoy he invitado a Irene Plata, ella es psicóloga experta en mindfulness y gestión emocional y dirige Bienestar Pleno, un espacio para ayudar a las personas a gestionar su estrés, su ansiedad y a superar bloqueos traumáticos. Con ella veremos qué tiene de bueno sentir las emociones que no nos gustan y cómo sentirlas de una forma sana.