(Segunda parte del episodio sobre las rupturas)

La ruptura llega

Se acabó. Fin de tu relación. Quizá has llegado a ese punto tras meses, años, de intentos, de oportunidades, de conversaciones, de reconciliaciones… A lo mejor no lo has decidido tú, sino la otra parte. Es una ruptura consensuada o abrupta, con hijos o sin ellos, hay terceras personas, intereses económicos o manejos familiares, te sientes aliviado o sientes que se te acaba la vida sin esa persona… Las circunstancias de una ruptura son infinitas, nunca es igual, pero sea como sea, toda nuestra persona, física, emocional e intelectual, se ve sacudida y convulsionada cuando una relación se acaba. Hay un duelo ineluctable. Un período de tiempo más o menos extenso para digerir lo ocurrido. Se suele decir, “hay que pasar página”, “un clavo saca otro clavo” y muchos más, desde nuestro de vista tópicos, para no acometer la elaboración de la experiencia del final de una relación, sea esta la que sea.

La percepción social: la ruptura y el fracaso

En una sociedad focalizada al resultado, flota en el aire el miedo al error y la creencia de que una ruptura o una separación es un fracaso. Este miedo de hecho nos hace permanecer más tiempo del debido en algunas relaciones, que aunque no nos nutren, son territorio conocido y no nos obligan a explorar nuevas posibilidades vitales. El error como fracaso nos lleva a ocultar las equivocaciones, a justificarnos, o a atribuir al resto del mundo (en las parejas generalmente al otro) la causalidad de lo sucedido. Nos enfadamos con reproches, juzgamos el comportamiento de la otra parte y nos quedamos en emociones terrosas como el miedo, el resentimiento, la rabia y la desconfianza.

El aprendizaje de la ruptura

Sin embargo se puede mirar el error de otra forma: el error como un aprendizaje. Y esta mirada es fundamental en toda separación o ruptura. Por supuesto con dolor, con tristeza, sin quitarle gravedad al cese de una convivencia, una relación truncada es la oportunidad para probar nuevas cosas, para conocernos, para salir de nuestra zona de confort y explorar nuevas opciones vitales. Haciendo un parangón con la anécdota de Edison, una ruptura no es un fracaso, sino el descubrimiento de una de las formas de cómo NO quiero que sean mis relaciones. Es el momento de mirar de frente lo sucedido, de analizar, de equiparnos de aptitudes y actitudes para que lo acontecido no se repita en el futuro. Por esta razón las herramientas que planteamos en este episodio tienen esta mirada y un objetivo principal: que las utilices para ti, para tu propia autoestima, para tu digestión, para que aprendas (a-prender, soltar lo prendido) y en próximas relaciones no repitas tics, actitudes, miedos… Estas herramientas son para que te resuelvas.

 

Referencias bibliográficas

–Germot y Harmut Bohme, “Fuego, agua, tierra, aire. Una historia cultural de los elementos”, Herder.

-James, John y Friedman, Russell, “Superar pérdidas emocionales”, Los libros del Comienzo.

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