La tecnología ha sido un gran avance para la humanidad y ha ayudado a la Iglesia en su misión. Pero, ¿podría llegar a ser demasiado? Esta semana hablamos de cómo la tecnología (o demasiada dependencia en ella) podría limitar a un misionero. Un artículo de Rachel Kleppen ha provocado mucha conversación. ¿Necesitamos limitar la tecnología? Si es así, ¿cómo hacemos eso cuando nuestra sociedad depende tanto de ella para crear la comunidad?