Hallamos en la vida de María de Betania un modelo de entrega profunda a Jesús; en cada escena que aparece en los Evangelios, siempre está a los pies del Maestro. Primero, escoge la mejor parte al sentarse a los pies de Jesús para escucharle y aprender de Él, enseñándonos a priorizar lo eterno sobre lo urgente. Después, se postra en rendición en medio del dolor, recordándonos que la fe se expresa en quebranto y confianza en Cristo. Por último, derrama lo más valioso para ungir a Jesús, mostrando que nada es demasiado costoso para ofrecerle al Señor. Su vida refleja intimidad, humildad, y adoración sincera, la cual nos inspira para vivir esa vida de relación íntima con Jesús.