"Qué importa de qué religión somos, si, al fin y al cabo, todas las creencias son iguales". Sin duda, una opinión muy extendida en nuestro tiempo, la cual, para algunas personas, sirve de subterfugio ideal a fin de traer cierta calma a sus inquietudes existenciales, ya que, si todas las religiones llevan a Dios, o, como reza el antiguo refrán: "todos los caminos llevan a Roma", entonces es que la inmensa mayoría nos movemos en la buena dirección.
Pero, ¿de verdad debemos, sin más, aceptar como ciertas todas las creencias?