Cuando un disparo no sólo detiene tu corazón, sino tus piernas y tu mente, tu carrera cae cómo el Imperio Romano de Oriente. La pólvora de tus cañones se apagó, la luz de tu alegría. Con un hueco en el tendón, y otro en el corazón, la promesa de Brasil trae reflexión de lo que un alma dolida le hace a una carrera, y lo que pudo ser en el fútbol.