Agosto 28: Muerta, viva, tibia.

Apocalipsis 3:1‭-‬16 RVA2015:
“Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas dice estas cosas: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, pero estás muerto. Sé vigilante y refuerza las cosas que quedan y están a punto de morir, porque no he hallado que tus obras hayan sido acabadas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído. Guárdalo y arrepiéntete. Si no eres vigilante, vendré como ladrón; nunca sabrás a qué hora vendré a ti. “Sin embargo, tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestidos y que andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. De esta manera, el que venza será vestido con vestidura blanca; y nunca borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

“Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: El Santo y Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie cierra, y cierra y nadie abre, dice estas cosas: Yo conozco tus obras. He aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque tienes un poco de poder y has guardado mi palabra y no has negado mi nombre. He aquí, yo te daré algunos de la sinagoga de Satanás, de los que dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten. He aquí, yo haré que lleguen y se postren delante de tus pies, y conocerán que yo te he amado. Porque guardaste la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré a la hora de la prueba que ha de venir sobre todo el mundo habitado, para probar a los moradores de la tierra. “Yo vengo pronto. Retén lo que tienes para que nadie tome tu corona. Al que venza, yo le haré columna en el templo de mi Dios, y nunca jamás saldrá fuera. Y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios —la nueva Jerusalén que desciende del cielo, enviada por mi Dios— y mi nombre nuevo. “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

“Escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: El Amén, el testigo fiel y verdadero, el origen de la creación de Dios, dice estas cosas: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Así, porque eres tibio, y no frío ni caliente, estoy por vomitarte de mi boca.


En ese capítulo miramos las últimas tres iglesias. Recuerda que cada una representa el estado espiritual de cualquier congregación hoy en día o el estado espiritual de cada cristiano.
Te recomiendo que leas y estudies todo el capítulo completo para que aprendas de cada uno de los mensajes que Dios ha dado, mostrándoles en que están fallando, las consecuencias por no cambiar y la recompensa si deciden cambiar.

A la iglesia en Sardis la reprende porque vive engañada, pensando que está viva pero la realidad es que está muerta. Su apariencia de vida piadosa no es verdad, pues ha dejado de hacer la voluntad de Dios y está muriendo lentamente. Dios le da una oportunidad para que se reactive y que no permita que mueran los dones de Dios.
A la de Filadelfia le da palabras de halagos por su fidelidad en los momentos de prueba. También le da palabras de ánimo para que siga resistiendo y la exhorta a retener la corona que Dios le ha dado, o sea, que guarde los dones que Dios le ha concedido.
A la de Laodicea la reprende por su doble ánimo, doble vida, por su conformismo de vivir una apariencia de abundancia cuando realmente es una iglesia miserable, pobre, ciega y desnuda. Se ha conformado con la estabilidad económica y social pero espiritualmente es raquítica y no está agradando a Dios.

Jesucristo nos hace una invitación para que abramos la puerta de nuestro corazón y la de nuestra familia para que reflexionemos cómo estamos viviendo nuestras vidas espirituales. No nos engañemos a nosotros mismos, pretendiendo...