El cinturón tenía un rol primordial en la función de la armadura del soldado. Era el que sostenía la vaina y sin ella no se podía colocar la espada. Es imposible imaginar a un soldado listo y preparado para la guerra, sin su cinturón y, por lo tanto, ¡sin su arma!
El cinturón “ciñe (asegura) todas las otras piezas de nuestra armadura”. La verdad debiera adherirse a nosotros como el cinturón se adhiere al cuerpo.
Para poder hacer uso de todas las armas que tenemos para pelear la buena batalla debemos tener bien ajustado nuestro cinturón de la verdad. Si no hay verdad en nuestra vida se desmorona toda la armadura.