Alfonso Reyes, el genial polígrafo que moldeó las letras mexicanas de la primera mitad del siglo XX, supo enriquecer su visión literaria con el conocimiento de la cultura griega. Sin embargo, también fue un lector diligente de la literatura francesa, en concreto de la corriente parnasianista de finales del XIX, cuyas huellas se aprecian en la escritura de su famoso texto "Visión de Anáhuac".