Para poder amar a Dios es necesario amarnos a nosotros sanar nuestras heridas para amar al prójimo desde la empatia poniéndonos en su lugar y no mirando sus defectos o errores sacando primero la vida que nos molesta para ver con claridad
Para poder amar a Dios es necesario amarnos a nosotros sanar nuestras heridas para amar al prójimo desde la empatia poniéndonos en su lugar y no mirando sus defectos o errores sacando primero la vida que nos molesta para ver con claridad