El amor siempre da vida. Un hijo hijo es reflejo viviente del amor de Dios, signo permanente de la unión conyugal, síntesis viva e inseparable de un padre y una madre. (A. L 165)
El amor siempre da vida. Un hijo hijo es reflejo viviente del amor de Dios, signo permanente de la unión conyugal, síntesis viva e inseparable de un padre y una madre. (A. L 165)