La dictadura cívico militar le arrebató dos hijos a Lita Boitano: Miguel Angel, en 1976, y Adriana, un año más tarde. En 1979 debió exiliarse en Italia. Allí fue la impulsora del juicio que en ese país dictó la condena del genocida argentino Guillermo Suárez Mason por los desaparecidos de origen italiano, motivo por el que el gobierno de Italia la condecoró con la Orden de Commendatore. Junto con Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas –institución que preside- sigue su lucha por Memoria, Verdad y Justicia. Tiene 85 años y la fuerza para continuar reclamando por los 30 mil.