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Columna
Aurora López Acevedo.
A los 51 años de edad, Angela Merkel, doctora en química cuántica formada en física, se convirtió en canciller de Alemania.
En casi 16 años en el cargo, enfrentó una crisis tras otra: un colapso del sistema financiero mundial en 2008, las amenazas de disolución de la Unión Europea, la gran ola migratoria hacia Europa en 2015 y la pandemia del covid-19.
La popularidad de Merkel en Alemania ha fluctuado en cuatro períodos. A nivel internacional, se consolidó, año tras año, como la principal líder europea.
Angela Merkel sin duda es un ejemplo de fortaleza, trabajo, dedicación, honestidad y sencillez. Para empezar siempre se asumió como empleada del pueblo y, como tal, su vida fue transparente y honesta.
Su forma sobria y pragmática para encarar los retos que exigía su encomienda , la colocó en una posición que hoy se reconoce como ejemplo de lo que debe ser un funcionario público al servicio de los demás.
En todo momento fue una líder que supo llevar las riendas de su país sin caer en provocaciones y con una valiente solidez, lo cual le ha valido el reconocimiento no solo en ámbitos políticos.
No por nada fue despedida y reconocida con aplausos, hace unos días, desde los balcones de los hogares alemanes; la ovación duró cerca de seis minutos, pero su legado tendrá grandes alcances y perdurará en la historia.
El caso de Angela Merkel es ahora una apremiante necesidad en un contexto social en el que la figura del servidor público se ha desvirtuado. No se trata sólo de llegar al poder y gobernar para los simpatizantes. Es unir esfuerzos y trabajar en beneficio de todo el colectivo.
Tampoco se trata de convertirse en un personaje inaccesible, que una vez obtenido el voto desconozca las urgencias de quienes lo colocaron en ese puesto. Un servidor público debe representar al pueblo y velar por los intereses comunes para garantizar que el bienestar sea parejo y sin distinciones de ningún tipo.
Hoy Oaxaca tiene nuevamente la oportunidad de elegir a un gobernador o gobernadora, a una persona que luche y enfrente las adversidades presentes y futuras, a un representante que tenga la capacidad humana de sentir lo que Oaxaca necesita, no a un líder de masas sino a persona con capacidad, sabiduría y honesta.
By Aurora López AcevedoColumna
Aurora López Acevedo.
A los 51 años de edad, Angela Merkel, doctora en química cuántica formada en física, se convirtió en canciller de Alemania.
En casi 16 años en el cargo, enfrentó una crisis tras otra: un colapso del sistema financiero mundial en 2008, las amenazas de disolución de la Unión Europea, la gran ola migratoria hacia Europa en 2015 y la pandemia del covid-19.
La popularidad de Merkel en Alemania ha fluctuado en cuatro períodos. A nivel internacional, se consolidó, año tras año, como la principal líder europea.
Angela Merkel sin duda es un ejemplo de fortaleza, trabajo, dedicación, honestidad y sencillez. Para empezar siempre se asumió como empleada del pueblo y, como tal, su vida fue transparente y honesta.
Su forma sobria y pragmática para encarar los retos que exigía su encomienda , la colocó en una posición que hoy se reconoce como ejemplo de lo que debe ser un funcionario público al servicio de los demás.
En todo momento fue una líder que supo llevar las riendas de su país sin caer en provocaciones y con una valiente solidez, lo cual le ha valido el reconocimiento no solo en ámbitos políticos.
No por nada fue despedida y reconocida con aplausos, hace unos días, desde los balcones de los hogares alemanes; la ovación duró cerca de seis minutos, pero su legado tendrá grandes alcances y perdurará en la historia.
El caso de Angela Merkel es ahora una apremiante necesidad en un contexto social en el que la figura del servidor público se ha desvirtuado. No se trata sólo de llegar al poder y gobernar para los simpatizantes. Es unir esfuerzos y trabajar en beneficio de todo el colectivo.
Tampoco se trata de convertirse en un personaje inaccesible, que una vez obtenido el voto desconozca las urgencias de quienes lo colocaron en ese puesto. Un servidor público debe representar al pueblo y velar por los intereses comunes para garantizar que el bienestar sea parejo y sin distinciones de ningún tipo.
Hoy Oaxaca tiene nuevamente la oportunidad de elegir a un gobernador o gobernadora, a una persona que luche y enfrente las adversidades presentes y futuras, a un representante que tenga la capacidad humana de sentir lo que Oaxaca necesita, no a un líder de masas sino a persona con capacidad, sabiduría y honesta.