Tal como nos lo recuerda la lectura de hoy, somos llamados a cuidar unos de otros con el amor de Cristo. Tal vez esto signifique ir en búsqueda de quienes sufren enfermedad, están lejos de sus hogares, bajo tratamiento médico o superando un divorcio. En el nombre de Dios, hemos de amar activamente a quienes están sufriendo.