El Apocalipsis es sorprendentemente diferente del resto del Nuevo Testamento. Está poblado por criaturas aladas y salvajes, plagas de langostas y bestias de siete cabezas. Lleno de un simbolismo obscuro y fantástico, lleno de referencias místicas. Sin embargo, carece de una verdadera estructura interna.
A diferencia de otros libros del Nuevo Testamento, que tienden a mezclar la narrativa con la predicación al estilo de un sermón, el Apocalipsis es esencialmente un registro largo e ininterrumpido de una visión mística, que ofrece poca interpretación para sus intrincados símbolos.