“Arrepiéntete”. He tenido que aprender a usar esa palabra descubriendo lo incomoda que me resulta. Al leerla no puedo más que recordar la estampa de un predicador pentecostal mandando a la gente al infierno en un culto en la calle.
“Arrepiéntete”. He tenido que aprender a usar esa palabra descubriendo lo incomoda que me resulta. Al leerla no puedo más que recordar la estampa de un predicador pentecostal mandando a la gente al infierno en un culto en la calle.