Pasaron dos horas y apenas te llamaron para entrar. Estás desesperada: cinco entrevistas en la semana y no has conseguido nada. Pasas a la oficina, decidida a obtener este empleo. Lo que no sabías era que te encontrarías con un chico tan interesante. Y que, para tu buena, o mala, suerte, te ve igual de interesante a ti.