Sus vídeos acumulan millones de visitas en redes sociales, sus charlas son compartidas por comunidades que desconfían de la medicina convencional y sus consejos han cruzado fronteras. Pero Barbara O’Neill no es médico, ni enfermera, ni nutricionista titulada. La naturópata australiana ha sido vetada de por vida por las autoridades sanitarias de su país por promover tratamientos sin base científica, desde curas con bicarbonato para el cáncer hasta la regeneración espontánea de ligamentos rotos. Esta es la historia de cómo una figura carismática se convirtió en un símbolo de la desinformación médica global.