En los últimos siete días, desde que Joe Biden asumió la presidencia, el país ha sido testigo de un presidente decidido a cambiar la forma en la que se manejó al país.  Biden ha demostrado clara determinación, firmando más de tres docenas de órdenes ejecutivas. Con esta conducta, Biden ha dejado en claro que está dispuesto a hacer lo que tiene que hacer para cambiar el rumbo de la pandemia, para remontar una economía alicaída, y también empezar a cumplir sus promesas de campaña como dar marcha a una reforma migratoria, volver a ser parte del pacto de cambio climático o Acuerdo de París, y varios temas más. Mientras Biden se dedica a gobernar, los Republicanos se debaten entre abrazarse a Trump y convertirse cada vez más en un partido de ultra derecha, racista y xenofobo o repudiar el perfil fascista que el expresidente le imprimió. Por otra parte, los Demócratas siguen adelante con sus planes para enjuiciar a Trump en el Senado. Y lo hecen a sabiendas de que varios senadores Republicanos ya han avisado que no van a votar a favor de la condena que Trump merece por haber incitado a tomar el Capitolio para subvertir el resultado de la elección. Biden sabe que gobernar no es una carrera de corta distancia sino una maratón. Sabe también que tendrá que negociar no solo con Republicanos sino también con Demócratas centristas como el senador Joe Manchin de West Virginia. Convertir los objetivos de su agenda en logros no será fácil pero por lo que hemos visto en los últimos dias, Biden está decido a al menos intentarlo.