Hay muchos tipos de persecución: Religiosa, raza, social, financiera. La persecución del cual vamos a hablar esta semana es la que sufrimos por pararnos por Jesús y el Reino de Dios.
2 Corintios 4:7-12 dice, “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.
Si somos discípulos de Jesús, y no somos perseguidos, algo está mal. En el caso nuestro, si no estamos siendo atacados por el enemigo, es porque no estamos cumpliendo nuestro deber.
(1) Hay que entender la persecución. No nos persiguen por cualquier cosa. Nos persiguen porque tenemos algo valioso. El vaso de barro de que habla el v.7 es nuestro cuerpo físico. Muchos le damos demasiado valor al vaso de barro, no entendiendo que es el tesoro lo que le da su valor. Sin Jesús, en nuestra vida no somos nada.
Satanás persigue a nuestra Iglesia, CDA, familia, matrimonio y a nosotros mismos por el tesoro que hay en nosotros. El tesoro es Jesús. Entre más fuerte está Jesús en nosotros (nuestro testimonio), mas perseguidos seremos. Una vez que el cristiano pierde su testimonio (el tesoro), deja de ser perseguido.
(2) Ser perseguido, no es ser vencido (v. 8-9). Dios ha provisto todo lo que necesitamos para poder protegernos. Tenemos al Espíritu Santo quien nos guía. Tenemos a la Iglesia y el Centro De Acción. Tenemos el Cuaderno Espiritual.
No somos los únicos perseguidos. Todos los cristianos corremos peligro. Necesitamos entender que cuando mantenemos comunicación con el pecado, no solo ponemos en peligro nuestra vida, sino también la de los demás creyentes quienes nos rodean, pues, ellos contienen el tesoro, al igual que nosotros.
(3) Hay que entender el resultado de la persecución. Como discípulos de Jesús, nosotros mas bien, debemos aceptar la persecución (v. 11-12). Ser perseguido es parte de la batalla que peleamos. Es normal.
Nuestro enemigo no es omnisciente. No sabe todas las cosas. Solo sabe que tenemos el tesoro. No sabe si el Espíritu va a causar una reacción que despierte en nosotros un fuego de servicio. No sabe si Dios va a usar este mensaje para llamar a alguien a tomar más en serio su ministerio. No puede darse el lujo de esperar, tiene que atacar ya, pues, no sabe lo que Dios va a hacer.
Aceptar la persecución, es aceptar la necesidad de protegernos y pelear con sabiduría. Hay precauciones que debemos tomar, cosas que podemos hacer, y cosas que no debemos hacer.
Hermano, entre más cerca estemos de Jesús, mas perseguidos seremos. En vista de que tenemos un precio sobre nuestra cabeza y vamos a ser perseguidos, ¿no sería mejor ser perseguidos por algo que valga la pena? ¿Ser perseguidos por una buena causa? En el cuartel de Satanás, ¿cuál será el precio que hay sobre nuestra cabeza? ¿Cuántos pósteres habrá de nuestros hermanos en la fe, con una gran equis roja, señalando que ya han sido eliminados de la guerra?
Los Que Padecen PersecuciónLun 02...1 Corintios 4:12Mar 03...2 Timoteo 3:12Mié 04...Mateo 5:10Jue 05...2 Corintios 4:9Vie 06...Romanos 8:35