Los viajes nos enriquecen. Ponen a prueba nuestros límites. Pero quizás el mayor límite sea la finitud. Mientras tanto se alcanza éste, disfrutemos, para ello no hay edad.
Los viajes nos enriquecen. Ponen a prueba nuestros límites. Pero quizás el mayor límite sea la finitud. Mientras tanto se alcanza éste, disfrutemos, para ello no hay edad.