El arreglista, compositor, y líder de orquesta Gil Evans, ha sido descrito a menudo como una especie de Svengali orquestal. Alguien que conjura sonidos casi místicos tomado de las grandes formaciones del jazz para proporcionar el fondo musical perfecto a solistas como Miles Davis o a la cantante, Helen Merrill. Evans, fue sin duda un complemento perfecto para esos artistas, pero también se embarcó en una incesante exploración de las posibilidades inherentes al campo de la composición y el arreglo orquestal en el ultimo tramo de su carrera y disfrutó incluso de una variedad de instrumentos electrónicos en su original paleta de sonidos.