En el nordeste de la provincia del Segovia, el río Riaza ha tallado un cañón sobre la piedra caliza. Las paredes de estas hoces son el refugio de unas 250 parejas de buitre leonado y también de alimoches y otras especies rupícolas. A la vez, este territorio ha estado habitado desde hace siglos y la presencia humana se percibe en el paisaje, en los páramos dedicados a la ganadería, en los cultivos de algunas zonas del fondo del valle, en los pueblos o en lugares como la ermita del Casuar hacia donde nos dirigimos.

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