No vengo a hablarte de la fe bonita de los libros. Vengo desde la incertidumbre de un ERE, desde las cuentas en rojo, desde los CVs sin respuesta. Desde ese lugar donde miras a tus hijos y sonríes mientras calculas céntimos. Donde le gritas a Dios y solo recibes silencio. Este episodio no es sobre esperanza vacía ni milagros de película. Es sobre la fe que sangra, que duda, que algunos días no existe. La fe de los que fingimos fortaleza por nuestras familias, de los que tenemos conversaciones brutales con Dios donde le decimos que estamos hartos de esperar. Si estás en tu propia trinchera - sin trabajo, sin certezas, sosteniendo a duras penas una esperanza que no tiene lógica - esto es para ti. No encontrarás respuestas mágicas aquí. Solo la compañía de alguien que también grita al cielo, que también duda, pero que mañana volverá a intentarlo porque rendirse no es una opción cuando otros dependen de ti. Hablamos de los micro-momentos de gracia que te mantienen vivo, de la fe como acto de rebeldía contra la lógica, del agotamiento de mantener la esperanza por otros cuando la tuya está en jirones. No es un episodio para sentirte mejor. Es un episodio para sentirte acompañado en el pozo. Porque a veces, saber que no estás solo en la trinchera es la única forma de fe que podemos permitirnos. Sin finales felices garantizados. Sin promesas vacías. Solo la honestidad brutal de quien sigue caminando aunque no sepa hacia dónde.