No hay que dormirse en los laureles y esquivar las bendiciones. Todo lo contrario. Tenemos que estar atentos, siempre en actitud de oración como estilo de vida.

1. Cristo el centro de nuestra atención. 2. Obediencia a Cristo.

Debemos jugar el partido de nuestras vidas.

A cambio de preocuparnos debemos orar contándole todo y El protegerá nuestros pensamientos y emociones.

Jesús protege a los niños. Nosotros debemos hacer lo mismo.

Quejarse y murmurar pueden destruirte. Miremos a Cristo para ser sanados y salvados.

Jesucristo protege a los niños. Nosotros también.

Con Dios hablamos y al prójimo escuchamos. Oremos al Padre en el nombre de Jesucristo.

La oración es la fuente de poder de los cristianos.

Antes vivía con rechazo, pero Dios me aceptó aún antes de haberlo recibido en mi vida. El dio su vida por mí.