¿Aún recuerdas esos almuerzos con la gente de la agencia? El famoso “descanso” que uno se tomaba en la bodega para comprarse una gaseosita o fumarse un puchito, de todas maneras, te acordarás los momentos en las que hacías catarsis porque te rebotaron una campaña o te mandaban muchos ajustes, o simplemente cuando había un CHISME y al toque todos los oídos del área se paraban para estar atentos a la primicia. La vida de un publicista no es siempre color de rosa, pero el equipo y los patas de la agencia hacían que todo esfuerzo valga la pena. De esto y mucho más lo hablaremos en este capítulo…