En el último capítulo de está maravillosa encíclica nos lleva al centro de la conversión ecológica a la que invita la Encíclica. Las raíces de la crisis cultural son profundas y no es fácil rediseñar hábitos y comportamientos. La educación y la formación siguen siendo desafíos clave: «todo cambio necesita motivaciones y un camino educativo» (15); esto atañe a todos los ambientes educativos, en primer lugar «la escuela, la familia, los medios de comunicación, la catequesis».