Juegos de mesa, gominolas, pizza, cervezas y final de la NFL. ¿Existen un plan mejor? Si tuviéramos unos 20 años la respuesta sería que sí, pero desgraciadamente ese tren ya pasó. Cuando la edad física rebasa la cuarentena y la mental ronda los cinco; pocas cosas mejores que echar unas risas con los amigos, saturarse de azúcares y ver como unos tipos tratan de arrancarse la cabeza con un balón de por medio. Somos así, hay que querernos o dejarnos.

Como los últimos años montamos una quedada para ver la Superbowl, pero esta vez el banderazo de salida fue después de comer, con una sesión golfa de juegos sencillos con poca complejidad, mucha interacción, y más mala baba. El típico calentamiento para que vuelen los cuchillos.

Abrimos boca con unas carreritas al Formula Motor Racing del maestro Knizia, luego volaron las balas en el World Championship of Russian Roulette, demostramos nuestras inexistentes dotes artísticas con unas rondas al A Fake Artist goes to New York y cerramos la sesión enviando a nuestros rivales a Siberia para hacernos con el control del Kremlin. Larga vida al presidente Nikotin.

Luego ya vendría lo de los Kansas City Chiefs y Rihanna, pero tampoco nos vamos a extender que no se trata de quitarles el pan a los podcast especializados en la NFL, no queremos abusar.