Luis Marco C y No tan Fede especulan sobre un universo donde las explosiones reinan y los diálogos son meros susurros, un valiente capítulo revela la verdad incómoda: el cine de acción, con su adicción a la adrenalina y músculos aceitados, debe morir... O al menos tomarse un respiro para que nuestras neuronas se recuperen.