“YO SOY la Poderosa Presencia, que nunca se torna impaciente, ni se siente desalentada por los largos periodos en los cuales los Hijos de la Tierra le dan la espalda a la Luz para disfrutar de las actividades sensoriales, hasta que un día se les hacen tan repelentes, y casi con el último aliento gritan: ¡Oh, Dios, Sálvame!”.