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El cada vez más problemático mercado del alquiler está transformando nuestra forma de vivir. En ciudades como Madrid o Barcelona, el precio de una habitación ya está superando los mil euros al mes. “La situación llega a tal extremo que hay, incluso, estudiantes que están eligiendo qué carrera van a hacer y dónde van a estudiar, según los precios de la vivienda”, denuncia Carme Arcarazo, portavoz del Sindicato de Inquilinas: “y lo fuerte es que no es una situación que afecte solamente a la gente joven, sino que lo estamos viendo en todo ciclo de vida”. Ya es habitual encontrar ofertas en las que todo un domicilio está dividido en dormitorios, sin espacios comunes. Una situación, según Arcarazo, que provoca que “los inquilinos tengan que vivir con aún más miedo: si me quejo, si reclamo que tengo humedades y que me las arreglen, pues igual el mes que viene me dicen que me suben el alquiler 300 euros o que simplemente no me renuevan". "Lo que hay que hacer aquí es muy evidente”, apuntan desde el Sindicato de Inquilinas: "Hay que marcar unas reglas del juego iguales para alquilar un piso que para alquilar una habitación. Propusimos una ley en el Congreso que ya se tramitó y que solo hace falta votarla y que básicamente eliminaría estos incentivos que hacen que los más buitres se centren en temporada y habitación".
Foto: Informe Semanal
By La 1El cada vez más problemático mercado del alquiler está transformando nuestra forma de vivir. En ciudades como Madrid o Barcelona, el precio de una habitación ya está superando los mil euros al mes. “La situación llega a tal extremo que hay, incluso, estudiantes que están eligiendo qué carrera van a hacer y dónde van a estudiar, según los precios de la vivienda”, denuncia Carme Arcarazo, portavoz del Sindicato de Inquilinas: “y lo fuerte es que no es una situación que afecte solamente a la gente joven, sino que lo estamos viendo en todo ciclo de vida”. Ya es habitual encontrar ofertas en las que todo un domicilio está dividido en dormitorios, sin espacios comunes. Una situación, según Arcarazo, que provoca que “los inquilinos tengan que vivir con aún más miedo: si me quejo, si reclamo que tengo humedades y que me las arreglen, pues igual el mes que viene me dicen que me suben el alquiler 300 euros o que simplemente no me renuevan". "Lo que hay que hacer aquí es muy evidente”, apuntan desde el Sindicato de Inquilinas: "Hay que marcar unas reglas del juego iguales para alquilar un piso que para alquilar una habitación. Propusimos una ley en el Congreso que ya se tramitó y que solo hace falta votarla y que básicamente eliminaría estos incentivos que hacen que los más buitres se centren en temporada y habitación".
Foto: Informe Semanal