Tras llamar a los mossos d'esquadra, el padre empieza con la desesperada búsqueda de su hija desaparecida. Con presencia de la policía, deciden ir puerta a puerta pidiendo acceder al interior de las viviendas para buscar a Laia, sin demasiado resultado. Todos los vecinos se unen de manera inmediata y unánime, salvo uno de ellos.
Sin embargo, siguiendo la pista del único sospechoso, terminarían presenciando una escena terrible de la que ningún padre debería ser testigo jamás.